Poeta,
yo también creo en Picasso,
hacedor y representante de los misántropos
de la hora indecisa.
Creo en Usted,
máximo fabulador nuestro,
primo (por parte de la magia)
de Peter Pan;
Usted, Aquiles Nazoa,
el más complejo explicador de
Las Cosas Más Sencillas.
Creo en Armando Reverón,
El Otro Artista en inventar La Luz.
No confío en Byron, poeta-profeta de la oscuridad…
Creo en Andrés Eloy Blanco,
aquel lazador de metáforas insubastables.
Creo en un hombre color cielo metálico
llamado Rubén Darío,
pero no en Vargas “Vilis”...,
ni en Francoise Sagan,
ni en Jorge Isaacs, por insinceros,
pero admiro a Jean Paul Sartre,
aquel antifilósofo que enfrentó la aridez de anunciar
(probablemente víctima de una divina inspiración),
que Dios había muerto.
Creo que Mozart no le debe nada a la locura
y es el mejor amigo de los desasistidos en espíritu.
(Tengo la impresión de que
Cruz Diez y Cabrujas son la misma persona.)
Me parece que el afán mercantilista de Shakira
es un insulto a la expresión gestual
más antigua y sagrada del planeta,
pero respeto su inteligencia.
Si Edith Piaf era un gorrión (y lo era),
Marcel Marceu fue etéreo, y daba clases de vuelo.
(Don Aquiles, hablando de credos personales,
seguramente usted coincidirá conmigo
en que no hay nada más respetable
que un ser que puede prescindir
de adorarse a sí mismo.)
(Yanko Durán, mayo 2004)
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